M. Sobre Charlie Watts lo único que tengo que decir es que a mí me pagaron 10.000 pesetas por verlo tocar a él y a sus amigos de los Rolling Stones. Fue en el Monte do Gozo en 1999. Fuimos @chiringuitotelleiro, @xurypb y yo como parte del equipo de voluntarios de seguridad. Nos reunieron a todos tres horas antes del concierto para adscribirnos a una zona del inmenso recinto mientras nos repartían petos amarillos o naranjas, imagina recordarlo. Nos parecía bien escuchar a los Stones fingiendo que velábamos por la seguridad del público. No podríamos ponernos a saltar y bailar, pero ya era un lujo estar allí de espaldas. Cuando llegó mi turno el tipo me dijo: “Tú sales de aquí y caminas un kilómetro para controlar el párquin”. Asentí con los ojos tan llenos de lágrimas que el pavo debió de pensar “sí que le emociona a éste mirar seats”, y cuando se abrieron las puertas al público me metí en medio de la marabunta, tiré el peto al suelo y me coloqué justo enfrente del pequeño escenario que se unía con el grande mediante una pasarela, pegado a ellos y muy, muy feliz durante dos horas, y a todos los que me decían que tenían la piel de gallina yo les respondía “pues verás el coche”. * Hay un momento de Al final siempre ganan los monstruos (@blackiebooks), de Juarma, en que a uno de los protagonistas le visita su novia, que le quería infinito el día anterior, para anunciarle que lo deja por “monstruo” y “mentiroso”. El chico reacciona con entereza. “No le pregunté qué había pasado, de qué se había enterado, porque le ocultaba tantas cosas que no quería cagarla más todavía”. A una amiga le pasó algo parecido con su novio, pero mucho más extraño; se despidieron al mediodía para ir a trabajar, y su pareja volvió por la noche a casa hecho un basilisco, entre la furia y el llanto, diciendo que la dejaba mientras recogía sus cosas. “¿No le preguntaste por qué?”, quise saber. “No, que se joda”. De todas las cosas que sospechamos de nosotros mismos, incluidas muchas cosas buenas, para qué jugar a acertar cuál es la que hace que la gente nos ame o nos odie. (Link en bio). * La foto-. Jaco García y yo recordando que hay dos tipos de vida, una es esta y la otra no es vida.

M. Casablanca es la historia de un cínico inspector de policía que echa las tardes jugando en un casino clandestino, compadreando con los nazis, intimando con los resistentes y apadrinando al atribulado dueño de un bar que toma las aguas en el desierto, y con el que termina iniciando una hermosa amistad. * El capitán Renault sabe del amor (“no desprecie a las mujeres, tal vez falten algún día”), de anatomía (“le estoy apuntando al corazón”, le advierte Rick; “es mi punto menos vulnerable”, responde él), de geopolítica (“no me juego el cuello por nadie”, le dice Rick; “sabia política exterior”, responde él) y de amor (“me gusta pensar, Rick, que usted ha matado a un hombre: soy un romántico”). Pero sobre todo tiene una increíble habilidad para consolidar la ilegalidad desde la protección de lo legal. Es famosa su reacción al conocer que en el casino en que él juega, se juega (“I'm shocked, shocked”) y menos famosa su teoría acerca de la condición humana: “Rick, yo sé bien que aquí se venden visados de salida, pero que usted no ha vendido ninguno. Por esta razón le permito seguir abierto”. “Y porque le dejo ganar en el casino”, matiza Rick. “Eso también”. * La lección del policía Renault es que todo el mundo tiene derecho a intentar algo que está prohibido con la condición de que no lo consiga: sólo así funciona su mundo. Hollywood instaló el mito de antihéroe singularizándolo en Rick, pero detrás de Rick, protegiéndole, está Renault. Mientras el espectador aún sigue dudando si Rick ha hecho bien al elegir el compromiso político por encima del amor, Renault encubre un asesinato. El verdadero romántico es él. * La foto-. “El sol que reinó sobre mi infancia me privó de todo resentimiento”, Camus. Y cuando no hay sol se enciende un mechero, aunque sea para fingir velas. Primera foto de los 43, by @minisashas

M. Estación de Chamartín, 10 de junio. -A la plaza Pedro Zerolo, por favor. -Ah, el maricón. -¿Cómo? -Sí, el maricón. -¿Eh? -El maricón, ¿ese no era maricón? -¿Perdón? -Nada. Hay que hacérselo repetir hasta que callen. * De los diarios, octubre de 2010: “Más derechos para el que no tiene y más guillotina para el que no los suelta”. * De vuelta de Barcelona. Una mujer de unos setenta años lee poesía en un vagón de verduleros. Tan callada y concentrada que parece estar absolviéndolos a todos. * De los diarios, julio de 2011: “Llegar a los ochenta años sin rencor, o disimularlo tan bien que no impida querer”. * Decía Pascal que todo lo malo que le pasó en la vida fue por salir de casa. Yo creo que salir de casa se puede, pero ya en la calle a quien hay que hacerle caso es a Gary Cooper: “Todos los sitios son buenos para pasar de largo”. * Pese a los rumores, yo no me suicidaré. Seré un viejo al que sus vecinos tengan por raro, porque despreciaré la compañía de la gente y viviré sin certezas. A veces hablaré con alguien en el bar de abajo para comentar algo sobre el Real Madrid; volveré rápidamente la mirada hacia el periódico para cerrar la conversación, y me retiraré diciendo sin euforia “hasta mañana”. Apenas tendré en la vida uno o dos deseos. Leeré mucho, pero sólo dos o tres libros descubiertos muy tarde. Perderé la cuenta de las veces que los habré empezado y acabado. En primavera saldré a pasear, me adentraré en el bosque que rodea el río y, cuando ya nadie pueda escucharme, cantaré para no perder la memoria, porque los viejos cuando cantan no se acuerdan de la muerte. * Respecto a la luna, sigue donde siempre y a las mismas horas, frente a la ventana. Cuando levanto la cabeza está ahí mirándome como miran las lunas. Si me fijo mucho puedo ver reflejada en ella el rostro de un lunático. * En el avión, instrucciones para una emergencia. “Sáquese la mascarilla cuando vaya a ponerse la máscara de oxígeno”. Gracias de corazón. * La foto-. Barcelona, feliz Orgullo.

G. Estoy leyendo ‘Alguien que te quiera con todas tus heridas’ (Círculo de Tiza), de R. Bob-Walksberg, mientras mi vecino se desgañita cantando Everybody need somebody to love. Siempre canta la misma canción y la misma frase, y la entona como si fuera un cantante de musical frustrado. A mí me molesta muchísimo escucharlo una y otra vez y me hace pensar que quizá todos necesitamos que nos quieran pero a veces lo ponemos demasiado complicado. Esto me recuerda a cuando M. me dijo su mejor piropo: “Eres una persona que se parece poco a mí y eso es lo mejor de ti”. * El libro de R. Bob- Walksberg es maravilloso, muy loco y muy sabio, lo recomiendo muchísimo. Habla con ironía y destellos absurdos de todas nuestras vidas, parodiando hasta el amor. Tiene un capítulo de historias cortas, una es esta: “Nunca pensé que pudiera ser fan feliz’, se imaginó diciéndole un día a alguien”. * Y otra: “Existen dos tipos de personas, pensó: las que no quieres tocar por miedo a romperlas y las que no quieres tocar por miedo a que ellas te rompan a ti.” * Cuando dos personas quieren tocarse lo que pase después es inevitable. * Llevo una semana viviendo en una canción de McEnroe. Y la única verdad absoluta está en esta estrofa: como la última vez / que dijimos que tal vez / no saldríamos jamás / de nuestro cuarto de jugar / planeábamos ahogar / en vino blanco el ayer / con la aguja de un reloj / tatuarnos el ahora. * La foto-. La canción sigue así: lo que importa es el ahora.

M. José Luis Cordeiro, profesor de la Singularity University, pone fecha a la inmortalidad: 2045 (imagina ahora morir el último día de 2044). Este hombre es lo que en el pueblo llamamos charlatán o faladeiro. Más allá del vaticinio, arriesgado en tanto que la fecha de la inmortalidad se mueve tanto como la de la muerte del papel -de tal forma que es probable que haya generaciones anteriores que alcancen la inmortalidad antes que las posteriores- lo que sí es cierto, siguiendo al profesor Cordeiro, es que para entonces seremos superinteligentes (faladeiro). * Los hijos de ustedes, mis propios hijos, nuestro hijo si es la madre de mi hijo la que está leyendo, harán cosas dentro de poco tiempo que están inventándose todavía o están ya a medio inventar; la verdadera revolución es el tiempo en el que sucede. Se relacionarán de otra forma, viajarán de otra manera, quizá cambien la forma convencional de vivir en comunidad, su salud será más fuerte y su piel más joven, acaso derriben a un Dios y coloquen otro. Pero hay algo en todo ello que no va a cambiar cada 3 de junio, como ha asegurado Cordeiro desde la Singularity University de Santa Clara (California): hoy Gabriela González cumple los años que le da la gana. 31 concretamente. * Foto-. La vieja y el mar.

G. Hace unos días me recogió un taxista que se presentó como ‘Antonio, antropólogo del asfalto’, me felicitó “con retraso” el 2021, me preguntó mi nombre y se ofreció a interpretarlo. Le respondí que por supuesto, que a todos nos gusta que nos hablen de nosotros mismos. Me respondió que lo sabía, que en realidad todo formaba parte de una estrategia de marketing y empezó el show. Si bien eran todo bondades, sentí la misma certeza que cuando leo mi horóscopo: absolutamente toda. Entre otras cosas me llamó rumbera, "le gusta a usted la fiesta", sentenció. Hablamos de ventas y de técnicas de negociación. Acabé pidiéndole su teléfono y quedé con él en que lo llamaría para los viajes largos. Su estrategia había funcionado. * Hace años David Gistau escribió el horóscopo de Géminis más divertido que he leído: “Tu vida sentimental es de las más estables que ha conocido el mundo. Años llevas disfrutando de una sólida relación con la persona que más amas: tú mismo. Bien mirada, la cosa tiene sus ventajas: compartís gustos, no es necesaria la anticoncepción y la infidelidad es poco menos que imposible.” * De todas las supersticiones serias que cada uno podamos tener, yo ahora estoy a tope con la de las tazas. En casa tenemos un montón de tazas temáticas, así que desayuno en la correspondiente según el día que quiero tener. Cuando tengo un día largo de trabajo desayuno en la de los informativos 24 horas; cuando quiero tener un día tranquilo, en la del bosque; cuando tengo un día de fiesta, en la de Late Motiv. Y mi favorita, la de la súpersuerte, es la del Guernica. Esa es la de los días creativos, en los que todos los problemas se esfuman porque los veo venir de lejos. Antes la elección iba por descarte; a medida que las tazas llenaban el lavavajillas yo iba seleccionando el mejor destino posible a través de las que quedaban. El tema es que mi superstición se convirtió en manía el día que me vi obligada a usar la de Late Motiv en lugar de la del Guernica y se complicó la jornada. Ahora si la taza que quiero está usada prefiero lavarla que coger otra y si M. la está usando me espero a que termine. Los que no creemos en nada necesitamos creer en algo, por estúpido que sea.

M. Conocí a Susana Fortes hace quince años, cuando la entrevisté sobre una novela que acababa de publicar, El azar de Laura Ulloa. Quedamos en el café Carabela. Entonces yo trabajaba en Diario de Pontevedra y acababa de escribir el primer borrador de una novela que creía, naturalmente, definitivo e intocable, y que me llevaría lejos, aunque a lo más lejos que me acabó llevando fue al propio Carabela. * Un amigo común me había animado los días anteriores a dárselo a Susana Fortes para que ella, escritora consagrada, le echase un vistazo. Por supuesto me horroricé, pues no entiendo nada más grosero que presentarse uno con el trabajo propio a ponérselo en la mesa a quien no tiene otra cosa que hacer en la vida que leerte a ti. Pero este amigo me dijo que ya había hablado con ella y que se había mostrado encantada. Pasé así toda la entrevista pensando en cuándo se iba a hablar allí de mi libro hasta el punto de sorprenderme haciendo las preguntas a desgana y mirando el reloj, y en cuanto ella terminó una respuesta, apagué a la carrera la grabadora, carraspeé mientras subía a la mesa una carpeta y dije: “Bueno, pues aquí está”. Y dejé caer el paquete tan pesadamente que temblaron los platillos del café. Fortes me miró medio enloquecida y preguntó: “¿Pero esto qué es?”. “Mi manuscrito, naturalmente”. * Entonces, en medio de sudores fríos, me di cuenta de que ella no tenía ni idea de lo que le hablaba; mi amigo me había mentido: no le había hablado de mi novela. Yo quería tirarme por la ventana, desaparecer, no haber nacido. Sin embargo, la autora adoptó un perfil profesional exquisito: “Ah, estupendo, ¿entonces escribes?”. Y aunque al principio me temblaron las piernas, ya que era la primera entrevista que me hacían, acabé girando la silla hacia la derecha, de modo que pudiese cruzar las piernas mientras apoyaba el codo en la mesa, mirándola de reojo, y encendí la grabadora, y de paso un pitillo, mientras decía: “Escribo para huir, para espantar fantasmas”. * La foto-. De @lupedelavallina en una sesión para @marieclaire_es @charolagares * El texto-. Irse a Madrid (@pepitaseditorial, 2011).

G. Dicen que lo importante no es el viaje, sino la compañía. Yo creo que lo verdaderamente importante es conocer a tu compañía. A mí me encanta, por ejemplo, entrar primera en el avión y a M. en la última llamada, así que por el bien de nuestra relación decidimos que cada uno entraría siempre a su bola y nos reencontraríamos dentro. En nuestro último viaje M. perdió la cartera justo antes de entrar pero yo, gracias a Dios, ya estaba dentro. Por alguna especie de protección divina de la que goza la gente que es como él le dejaron volar sin DNI y además le llamaron antes de despegar para decirle que la cartera ya había aparecido y que simplemente tenía que pasarse por objetos perdidos de la misma terminal a su vuelta. Viajar con él es, al mismo tiempo, el caos y la paz; sabes que todo puede salir mal y sale, pero que todo se va a solucionar, y se soluciona. * En un día de mierda un amigo me dijo “¿te das cuenta de que hasta cuando estás mal te lo pasas bien?”. Ayer vi Palm Springs, en la que los protagonistas Nyles y Sarah, atrapados en el mismo día, deciden vivirlo cada vez como si fuera último: “Hace tiempo decidí rendirme y dejar de intentar encontrarle el sentido a todo, porque la única manera de vivir realmente en esto es aceptando el hecho de que nada importa". * El acto más estúpido, el momento menos grandioso puede ser el más memorable. A veces es justo antes de que el plan comience, la ilusión previa, y de ahí va decayendo hasta que se acaba y se empieza a recordar porque ya es pasado. Pero otras veces es incluso el mismo final, como en algunos amaneceres y como en este viaje. Mientras volvíamos al aeropuerto pusimos música y cantamos, y hacía sol y no faltaba nada más. Bueno, sí, la cartera. * En Feria de @anarcoirisimon @circulodetizaeditorial “Las ferias habían dejado de tener sentido porque la vida, el mundo, nuestra propia existencia se había convertido en una". Me está haciendo bastante feliz. Y tampoco le pido yo mucho más a un libro, ni a nadie. * La foto-. A fair.

M. Cuando me enfado la castigo sin ver sus stories para que piense que no me importa o que estoy teniendo un día muy interesante. La imagino entrando todo el rato para ver si se las he visto. Pero luego caigo en que seguramente sepa que no las estoy viendo adrede, así que no vale de nada y las veo. Si resisto, acabo pensando en que a ella no le importa o está teniendo un día muy interesante y no está pendiente de si se las veo o no, así que las veo. El caso es que no aguanto sin verlas. * Una de las mejores películas que he visto en mi vida. Una historia de amor que tiene acción, violencia, sexo, persecuciones con giros de guión impresionantes y un final bellísimo y tristísimo. Se trata de My octopus teacher, Lo que el pulpo me enseñó. Un documental sobre la relación entre un submarinista y un pulpo hembra. Nudo en el estómago. Una de las escenas finales, con ellos acariciándose. * Leo los diarios de Marsé. Me llevo de ellos el verbo presente, otra vez, y la intención de escribir sino cada día, sí con más frecuencia. Sensación agridulce con el libro, o sea un éxito: no se me ocurre que Marsé quisiera otra cosa cuando dejó orden de publicarlos. Al terminar anoto: "Está mal visto hablar mal de los muertos, ¿pero pueden los muertos hablar mal de nosotros?". * Subrayados sobre los apuntes de Marsé. "He rechazado homenajes, cenas, invitaciones, honores académicos. Pero jamás he rechazado un premio en metálico. No soy tan imbécil". * "Yo digo mentiras, usted dice medias mentiras. Un hombre que dice mentiras, como yo, no dice la verdad. Pero un hombre que dice medias mentiras, como usted, no sabe dónde está la verdad". Claude Rains a Peter O'Toole en Lawrence de Arabia. * Kathleen Turner en La pasión de China Blue: "Nunca olvido una cara, y menos si me he sentado encima de ella". * Esto último me recordó a la historia que me contó Ray Loriga sobre cómo Mae West descubrió a Cary Grant. Pasó por delante de una cola de extras, lo vio y le dijo al director: "Si esa cosa sabe hablar, hazle un contrato". * Decía Oscar Wilde que la diferencia entre una aventura y el amor para toda la vida es que la aventura dura más. * Todos tenían razón. * La foto-. Mi aventura.

M. La foto-. El niño se ha hecho pequeño. Sale Malaherba edición bolsillo, ya a la venta. * En el medievo italiano, cuando el veneno se guardaba en el anillo y lo habitual era derramarlo en la copa del otro disimuladamente, brindar y beber mirando a los ojos era un gesto de confianza suprema, una señal de la máxima honestidad; también, chocar los vasos con fuerza de tal forma que las gotitas de uno se fueran al otro era un método eficaz para comprobar si alguien había envenenado la copa del otro previamente. Así que volvimos a brindar mirándonos a los ojos, si bien ninguno llevaba un anillo gordo en el dedo; sin la posibilidad de asesinarnos, nuestra amistad no parecía tan fuerte. * Una foto de 2003: Piru, Iván, Paula y yo en unos sanfermines. Para entonces ya brindábamos siempre con el guarda negli occhi; desde tiempo atrás se había instalado entre nosotros la seguridad de que uno podía ir al baño sin que un cómplice le hubiese dejado una pistola dentro de la cisterna. No tengo ni idea de cuántas mañanas terminamos en aquella época Piru y Paula en mi casa, ya ni idea de cuántos amigos más vivían prácticamente allí, tampoco ni idea de los karaokes que cerré con Paula y llegábamos arrastrados de risa al portal. Murió en 2017, tenía 38 años. Lo divertida y valiente que era. La chica que mejor se reía del mundo; era impresionante lo bien que se reía Paulona, y lo mucho que hacía reír. * Antes de salir se nos estropeó el embrague y sólo podíamos cambiar de marcha agachándonos para sacar el pedal con las manos, que se quedaba atascado. Así, se trataba de viajar siempre en la misma marcha, de conducir a una velocidad que valiese para una carretera nacional y una autopista; una velocidad que sirviese para coger las curvas y para no provocar caravana en las rectas. Al final fue el propio conductor el que, por un momento, desaparecía de la vista de los coches que venían enfrente para desatascar el embrague. Fue un viaje de vuelta de mierda que el tiempo ha convertido en oro, como tantas cosas. Vivir brindando y bebiendo con gente de la que no hace falta apartar la mirada es la única y mejor forma de vida. * Link en bio.

G. Todo lo que hacemos tiene consecuencias, incluso lo que hacemos sin querer. El otro día el corrector me jugó una mala pasada y le he cambiado el nombre a un amigo. Quise escribir Toni pero escribí Toby y se nos fue completamente de las manos. En cuestión de minutos circulaban memes entre amigos y pronto todos le empezaron a llamar Toby. Le he puesto nombre de perro y de momento le hace gracia pero estoy segura de que es porque no ha calibrado la magnitud del asunto. Tengo la conciencia tranquila porque fue sin querer y la propia broma nos ha unido mucho; creo que es la primera vez que un error de corrector ha generado algo bueno. * La historia más cruel y divertida sobre motes me la contó M. Un día tres amigos aburridos en su casa decidieron que le iban a poner un mote feo a su amigo José Manuel y que iban a usarlo hasta que toda la ciudad lo llamase así. Hicieron un brainstorming y se quedaron con Tufo, porque sonaba fuerte y porque es un loco de los buenos olores. Tufo es la persona que conozco que mejor huele, y míralo ahí está, tan irremediablemente Tufo que hasta sus padres le llaman Tufo. * La pasada Navidad una pareja de amigos, tras mucho titubeo, decidió no ir al cine para alargar las copas de una sobremesa y acabaron teniendo una discusión importante. Podríamos decir que fue una crisis generada por saltarse el plan, por decidir quedarse, como si el destino se ensañase con ellos por no asistir al cine teniendo ya las entradas. Pero hubo una segunda consecuencia: las parejas del entorno nos vimos reforzadas con su crisis por esa cosa de “pues nosotros no estamos tan mal”. El efecto fue inmediato. Amigas que solían quejarse de sus maridos de repente hablaban de ellos como si fuesen el tándem perfecto, otras incluso se plantearon volver a tener sexo después de meses sin hacerlo. Deberíamos tener crisis solidarias, turnarnos entre amigos para propagar el amor a través de nuestros propios conflictos. No hay nada más bonito que ver felices a tus amigos. * La foto-. Mi novio es un zombi, como la canción de Alaska.

M. Gabriel García Márquez decía que había palabras con pava, con suerte, por ejemplo parámetro, contexto, enfoque o síntesis; palabras que se habían empezado a usar muchísimo sin merecerlo. * ¿Qué hay de malo en la mala prensa?, se preguntaba el Nobel. Hace años funcionarios de Scotland Yard fueron contratados para adiestrar a la policía colombiana contra los carteristas callejeros; nada más aterrizar fueron desvalijados de tal forma en el aeropuerto de Bogotá que volaron de vuelta a su país "con el honor hecho trizas". * En Crónica de una muerte anunciada sólo hay un adverbio acabado en "mente". Antes hubo muchos; después no hubo casi ninguno. García Márquez los desterró todos. Sólo entregaba un texto después de leerlo en alto. Paró tres semanas la entrega de El coronel no tiene quien le escriba porque no le salía la última palabra. Al final le salió: "Mierda". * —Dime, qué comemos. El coronel necesitó setenta y cinco años —los setenta y cinco años de su vida, minuto a minuto— para llegar a ese instante. Se sintió puro, explícito, invencible, en el momento de responder: —Mierda. * En El oficio más bello del mundo dice: "La sección más delicada y de gran prestigio era la editorial. El cargo más desvalido era el de reportero, que tenía al mismo tiempo la connotación de aprendiz y cargaladrillos. El tiempo y el mismo oficio han demostrado que el sistema nervioso del periodismo circula en sentido contrario. Doy fe: a los diecinueve años empecé mi carrera como redactor de notas editoriales, y fui subiendo poco a poco y con mucho trabajo por las escaleras de las diferentes secciones, hasta el máximo nivel de reportero raso". * La foto-. "Mar de Fóra era una playa a la que teníamos prohibido ir de niños. Mi abuelo decía 'terminantemente prohibido', el único adverbio acabado en ‘mente’ que le recuerdo. Fui dos veces, una con Mai Lavinia y otra con Berta Soneira; la primera cuando tenía 20 años y la segunda ya con 45. La playa seguía exactamente igual porque las playas envejecen más despacio que los bosques". Miss Marte. Gracias @alfaguaraes @paginadostve